La UE prohíbe la comercialización de biberones que contengan el tóxico Bisfenol A a partir del 1 de junio de 2011.

Bebé Due fue la primera empresa española en eliminar el tóxico de todos sus productos de Alimentación, hace más de 9 años.

El día 1 de junio entró en vigor la pro­hibición de la Unión Eu­ropea para la comerciali­zación e importación de biberones que contengan el tóxi­co Bisfenol A (BPA). Los científicos mantienen que esta sustancia re­sulta peligrosa para bebés porque puede provocar cáncer, diabetes, obesidad y problemas de atención.

El Bisfenol A es una sustancia quími­ca muy presente en la vida diaria. Sir­ve de componente del policarbonato pero también para las pinturas epoxi, usadas para recubrir los envases de tetrabrik y las latas de conservas. En España, se producen 250.000 tonela­das de policarbonato al año porque su uso está muy extendido: se usa en biberones, cristales de gafas, bote­llas de agua, CD, ordenadores, vaji­llas infantiles, fundas de chupete, etc.

Bebé Due retira el BPA

La empresa de puericultura Bebé Due apostó por eliminarlo de sus bi­berones hace 10 años. Cuando creó la línea Medic, en 2003, decidió eli­minarlo de todos los artículos de ali­mentación. Se convertía así en la pri­mera empresa que eliminaba el tóxico de todos sus productos. Como cuen­ta el director de la compañía, Liber­to Folch, “decidimos retirarlo porque aparecieron los primeros estudios que demostraban que el BPA tenía efectos negativos en el desarrollo del niño y en su sistema inmunológico”.

Desde 2001, Bebé Due utiliza Po­liestersulfona (PES) para fabricar las botellas de los biberones. El PES se caracteriza por tener un tono co­lor miel. Además de no liberar BPA, es más resistente a los golpes y al desgaste por el uso y lavado.

Bebé Due no solo apostó por re­tirarlo de sus biberones, sino que las vajillas, tazas, termos y cubier­tos también están libres de BPA.

El tóxico migra al alimento

El problema radica en que si el biberón se calienta a altas temperaturas, pequeñas cantidades de Bisfenol A pueden pasar al alimento contenido. Una vez el tóxico ha emigrado a la comida o bebida, el bebé lo consume y al no metabolizar el BPA el efecto en su cuerpo es acumulativo. Al ser un producto químico que mimetiza la acción de los estrógenos – hormonas femeninas – e interfiere en la acción del ciclo hormonal natural, puede llegar a provocar una serie de trastornos que van desde desajustes hormonales a problemas en el sistema nervioso. Las investigaciones recientes han relacionado su consumo con mayor riesgo de problemas endocrinos y otras patologías como el cáncer de mama o la diabetes.

Larga historia

El BPA fue concebido en 1936 por investigadores ingleses que buscaban producir estrógenos artificiales para su uso en farmacia. En la década de los cincuenta se le buscaron otros usos porque es un material que ofrece buenos recursos; es resistente a los golpes, al calor, o a la electricidad. Como es fuerte, liviano y duradero, los revestimientos hechos con Bisfenol A , evitan que latas de comida y bebida se oxiden, y esto permite que duren más tiempo.

El Bisfenol A en los bebés es acumulativo.

de disbaby

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